Sedal: que nadie nos quite lo que naturalmente somos
- Leon Blanc
- 4 abr
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 14 abr
En una nueva colaboración con Sonido Acido, llegó este requerimiento para un comercial de la marca Sedal, que promocionaría una línea de productos más “natural”, un acercamiento a algo más “orgánico”.
Había que trabajar un jingle, aunque finalmente terminó extendiéndose a un single que representaría toda la campaña.
Comenzamos con un beat que tenía en mi catálogo www.yaguarbeats.com: una base afrobeat con una estética muy wild, que sonaba misteriosa y tribal. Con eso ya teníamos un buen puntapié inicial.

Sonido Acido se juntó con Víctor Flores (aka Solo Di Medina), quien improvisó unas melodías y letras sobre el beat. Me enviaron la propuesta y, en un principio, quedé un tanto abrumado porque nada parecía tener mucho sentido: era un freestyle con muchas frases sueltas sin hilar.
Ahí comenzaba el primer desafío creativo. Tuve que escuchar varias veces la propuesta para empezar a buscar dónde estaba el oro. Honestamente, al principio, solo lo odiaba haha. “¿¡Qué es esto!?” —me decía a mí mismo.

Parafraseando a Picasso: que la inspiración me encuentre trabajando
Me dispuse a cortar y categorizar todas las frases, como si fuera un rompecabezas. Por mucha desmotivación que tuviera, tenía la esperanza de que algo bueno tenía que pasar en algún momento. Y entonces llegó la inspiración: después de correr cosas de un lado para otro, encontré un orden que hilaba todo demasiado bien. Ese freestyle empezaba a sonar como una canción de lo más pop. Había encontrado el oro.
Edité toda la voz demo, la mezclé, se la envié a Soni… y le voló la cabeza el resultado. Se envió la propuesta al cliente, y la aprobación llegó muy rápido.

Faltaba la voz final, y Soni contactó a Shirel, una artista que en ese entonces recién había lanzado su cuarto single, pero que ya prometía una gran carrera (y así fue con el tiempo). Hasta ese punto, solo conocíamos la canción con la voz masculina del demo. Cuando Shirel llegó al estudio y empezamos a hacer las primeras pruebas… la sala se llenó de magia. Fue muy cool. Cantaba la melodía que habíamos preparado y su voz sonaba increíble sobre el beat.

Hicimos varios retoques a la letra, sumamos ad libs, armonías, e incluso le pedí a Shirel que explotara más las melodías para que todo sonara más trascendental. Cuando tienes a una persona tan talentosa en la interpretación, el deber de un buen productor es exprimir y empujar la sesión para elevar el nivel al máximo posible.
Empezamos con un beat simple, muy monótono, y unas melodías freestyle sin mucho sentido. En esa mañana con Shirel creamos un hit tremendo.
Enviamos al cliente lo que logramos ese día y lo validaron de inmediato.
Un diseño de sonido que marcó la diferencia
Luego venía el siguiente desafío: hacer calzar la canción dentro del comercial. Me enviaron el video con una locución y… ay, estaba difícil. No lograba pegar bien el vibe de la canción con las partes más dramáticas del video.
Entonces me pidieron agregar una pequeña intro, algo para que la canción no entrara tan de golpe. Así que me dispuse a hacer la “pequeña” intro… y terminé musicalizando las escenas del comercial que ocupaban más de la mitad del spot.
Envié la propuesta y gustó bastante, lo cual fue genial porque era un diseño de sonido muy alternativo, algo muy alejado de lo que se acostumbra escuchar en publicidad para TV. Me pidieron algunos pequeños cambios, y eso fue lo que finalmente quedó.
El comercial rotó por más de 6 meses en TV abierta
La publicidad fue todo un éxito. Sonaba todo el tiempo en TV, en distintos canales, y yo amaba el resultado. Cada vez que empezaba el comercial, se notaba. La atmósfera de lo que estuviera pasando en ese momento cambiaba al sonar el comercial, como si el tiempo se detuviera. De hecho, leía los comentarios por redes sociales y muchos preguntaban: “¿De quién es la canción que suena?”.
Tomar riesgos y darle arte a todo lo que se pueda
Por mucho que a los “creativos” no les guste admitirlo, hacer música para publicidad tiene el gran desafío de que siempre está primero “lo que ya se conoce”, “lo seguro”, “lo re-frito, típico y genérico”.
Hacer algo diferente —o más complejo aún, darle arte real a una pieza— es siempre una hazaña. Lograr convencer con las ideas, y de que eso es lo correcto para el gusto de personas ejecutivas a cargo, es un reto.
Con la experiencia, he aprendido el “cómo salirme con la mía”. Primero, creando propuestas que convenzan al ejecutivo. Luego, encontrando las ventanas de oportunidad para compensar con arte todo lo que se pueda. Hay que tener un corazón muy grande para esto, porque lo más sencillo sería simplemente dejar feliz al cliente de la agencia y ya está.
Pero el verdadero reto es dejar feliz a la audiencia que consumirá el resultado final. Darles una luz de inspiración que cambie para mejor su día a día. Porque si ellos están felices, entonces comprarán ese producto que la marca les proporciona. Y así, nuestro cliente encontrará por fin la verdadera felicidad y sentirá que el trabajo que nosotros hicimos, estuvo realmente bien hecho.
Ese es el mindset que he aprendido a desarrollar estos años. Y sí, me funciona. ¡Gracias por llegar hasta aquí!
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